Estoy
poniendo orden a mi apartamento; ayer se fue mi hermano luego de diez
años de convivencia solos. Estuve ordenando libros y mirando las
fechas de los más viejos. Increíble; cuando tenía seis años ya
recibía libros como obsequio. Mirándolos y pensando en el pasado,
en la infancia, me doy cuenta de que estos diez años no sirvieron
para conocernos mucho, o querernos más. Pienso en mi hermano y me
doy cuenta de que siempre tuve una imagen idealizada y distante de lo
que en realidad es esa persona, que resulta ser desconocida. Recién
limpié el polvo de un libro que empecé a leer a los nueve años:
Los tres mosqueteros de Dumas. Recuerdo que a ese libro
le faltan un par de hojas (lo abro y siguen faltando). Cuando era
niña había una gotera constante en mi cuarto. Mis padres lucharon
contra ella y alguna otra. Pero qué hacer con un techo que a esta
altura tiene un siglo y medio? Era imposible. Cuando me regaló mi
padre ese libro llovía y yo tenía gripe. Estaba en cama y mi padre
siempre me regalaba libros, así que probablemente fuera mitad gripe
y mitad simulación (la enfermedad es un pretexto antiquísimo). Ese
libro se quedó bajo la insistente gotera, abierto casi por la mitad
ya. Cuando pasó el temporal y se vio por fin el sol, lo dejé
secando en el patio de casa. Uno de los innumerables gatos de mi
infancia se afiló las uñas en sus hojas, esas que ahora faltan. Lo
mismo hacía González, la gatita de mis padres que murió hace dos
meses. Adoraba los libros abiertos, de hojas preferentemente porosas,
dejados en un descuido de mi madre a su alcance.
Todo esto pienso como un
hilo enredado y descubro que parte de estos recuerdos son ajenos a mi
hermano. Él se perdió en algún lado de estas historias. No lo
puedo memorizar en esos momentos; tal vez no estaba. Lorena quita
quilos de polvo con una aspiradora que trajo de su casa. Pero lo que
nunca vi es a alguien trepada por las paredes, lavándolas (nunca
vi, en serio, con un trapo de piso lo hace).
De fondo suenan los
remixes de Christian Death y me pregunto si algo cambiará realmente
en mi vida.