lunes, 29 de octubre de 2018

Presentación del libro "La tierra de los mil caballos" de Gabby de Cicco.


Presentación del libro "La tierra de los mil caballos" de Gabby de Cicco. 
En el mes de marzo de 2018 presenté este libro de Gabby en un bar montevideano. Dejo algunos de los conceptos que traté ese día. 


En la imagen, Liliana Ruiz (Baltasara Editora), Horacio Cavallo, Gabby de Cicco y Andrea Arismendi Miraballes.



El libro de Gabby de Cicco podría ser definido como una cartografía de descubrimientos y transformaciones. Es, en su conjunto lírico, una estructura compleja que interviene sobre las imágenes y las palabras, que opera apropiándose de sus significados tradicionales para alterar –casi siempre- sus connotaciones, yendo al origen mismo de estas con la consciente voluntad de representar un cosmos personal, donde se entrecruzan y superponen, además, la música, la literatura, el cuerpo, la experiencia, los deseos, la muerte. Pero esto es solamente un corte oblicuo que podemos trazar para la comprensión de un entramado poético que supera nuestras lecturas y que Gabby ya había transitado en estos treinta años de creación literaria. Ese movimiento de construcción y cambio se consolidó, como potencia radical, en su libro anterior, Queerland, en el que el sujeto lírico se ubica en los márgenes discursivos, sociales, teóricos, literarios, para dotar a ese término, “queer”, de novedosos y enriquecidos significados. Es que, como la poesía de De Cicco sostiene, (y cito un poema del nuevo libro) “Estamos afuera de la sociedad/ “en los oscuros patios de la bastardía”/ con la revolución danzando/ en nuestras lenguas”. Ahí es donde se sitúa el yo poético para así sublevar los límites que nos impone la palabra como contrato con la realidad.
El título, La tierra de los mil caballos, propone un doble homenaje a Patti Smith, quien, por cierto, es una de las destinatarias explícitas de la dedicatoria inicial. Por una parte, la clarísima referencia al disco Horses (“Los caballos se trizan como espejos/ en la pampa/ pero no suenan como horses. Horse/es más caballo/ es potro al viento/ de aliento largo”), por otra, a una canción que aparece allí, La tierra de las mil danzas. Me detengo entonces un momento en los aspectos más externos y visuales de este nuevo libro, que, por supuesto, nos revelarán algo de sus contenidos. Destaco el hallazgo de la selección de la carátula, donde aparece un detalle de una pintura rupestre, hoy denominada arte. Es una imagen donde se ven algunos caballos y que, con certeza, se relaciona directamente con la praxis cotidiana de aquellos hombres y mujeres del paleolítico; una síntesis iconográfica que nos acerca a una de las maneras de encarnar lo cotidiano. El caballo es un símbolo antiguo e integrado plenamente a la tradición literaria. Articula los deseos exaltados, desbocados, desordenados, a veces terribles, a veces maravillosos: “La sangre y los caballos corriendo/ como lava” o “Un mar de ojos, cabalgando./ El fuego y el jadeo de un caballo desbocado”, o también, “Ella se ríe rota por el fuego/ que sale de las narices de los caballos/ que la persiguen de noche”. Es ese símbolo el que recorre de manera categórica la geografía de este poemario y va acompañando el impulso hacia la construcción de una personalidad única, que se encuentra, paradójicamente, en constante movimiento y cambio. La hipérbole numeral, los mil caballos, manifiesta esas contradicciones y atraviesa por diversas capas este libro, guiándonos hacia una dispersión/concentración obstinada, a una búsqueda interior que expone un corrimiento de los límites. La poesía de Gabby es esa búsqueda cuyos límites no se agotan solo en lo evidente, sino que, una vez establecidos, aparece allí como rebeldía, como transgresión, como oposición: “Yo soy eso otro que se te escapa, cada fucking día./ Yo soy lo que te apela y contradice. Yo soy lo otro,/ lo inabarcable. Lo indecible”.
La palabra poética es soporte y punto de inflexión que se dispara en distintas direcciones. Lo indecible, inclasificable, es eso a lo que el lenguaje refiere sin lograr nombrar absolutamente. La palabra es anterior a nosotros, nos instituye y cataloga, nos limita y arrasa, aunque también, a veces, nos libera. Pero parece que siempre es insuficiente para revelarnos plenamente. Gabby De Cicco ha hecho de su obra palabra viva en permanente edificación, mutable en sus bordes. Revoluciona, quiebra la sintaxis, irrumpe y llama la atención sobre sí misma y su capacidad de representación: “Todes nos haremos traficantes de armas./ Todes terminaremos nuestros días/ con una pierna menos, con la fiebre alta/ del fastidio, del desamor”.
Cuerpo y palabra son ejes centrales en la obra general de Gabby, puntos de inflexión que antes destaqué y que en esos versos aparecen claramente entramados. Puntos que aluden a la búsqueda de la identidad, en este libro ya más afianzada, cuyo sentido es capaz de intervenir en el “otro”, en un sujeto lírico destinatario de la palabra poética, transferencia en la que también se lo evoca y crea, como el logos primordial: “Quiero escribir sobre tu cuerpo/ un poema que nadie leerá (…) Quiero escribir un poema/ que sea tu cuerpo desde ahora en más”.
La experiencia vital y la muerte también tienen su espacio en esta obra. La experiencia como aprendizaje, como aventura trascendental, en este caso y por necesidad, aparece localizada en Nueva York, ciudad que es el paisaje de fondo, a veces personificado y sexualizado, donde se desenvuelve el acontecer lírico. En el interior del libro Gabby deja unas fotografías a modo de mapa. Allí es donde el yo se ubica y reflexiona. Allí se mueve, también en los sórdidos bordes de una ciudad que, a la vez que excluye, atrae, seduce: “No es amor lo que busca, si algo busca” o también “El Hotel Chelsea, irreconocible,/ al borde de la noche”.
Para cerrar, diría que la poesía de Gabby a la vez que construye un universo personalísimo, único, no deja de lado, no olvida sus filiaciones. Filiaciones que son literarias y musicales, pero también biológicas. Rimbaud, Ginsberg, los poetas del rock, Patti, Kurt, Amy, el padre muerto, la prima desaparecida. Hay espacio para la evocación y la denuncia; reviven por la palabra para recordarle que aún están ahí: “Hay gente que muere de frío/ como aves que pierden el rumbo./ Yo las cubro con palabras,/ el único bien que tengo”.


lunes, 23 de julio de 2018

Cuando eso acecha en Todos somos raros

El próximo viernes 27 de julio a las 19 y 30 en el CCE (Rincón 629, Montevideo), estaré en el ciclo Todos somos raros que dirige el periodista Pablo Silva Olazábal, compartiendo una charla sobre el libro.

El miércoles 25 en Radio Uruguay (1050 AM) también estaré compartiendo una charla previa en el programa La máquina de pensar.

Dejo enlaces con información.



http://somosraroz.blogspot.com/2018/07/19-cuando-eso-acecha.html

https://www.facebook.com/events/248069459135150/

CUANDO ESO ACECHA

En diciembre de 2017 se editó y salió a las librerías Cuando eso acecha. Comparto imágenes.